M. C. Mendoza: Domus diaboli
Novela de los géneros Misterio, Aventuras y Humor que se puede leer sola y
es auto conclusiva, aunque forma parte de la serie “Aventuras y desventuras del
profesor Lippershey” de la cual es el primer libro.
María Covadonga Mendoza Abad compagina desde el año 2000 su
trabajo con su vena literaria y con su colaboración en algunos blogs. Sin
embargo, lleva formando una cosmología propia de literatura desde los 17 años.
Escritora caótica y que basa sus obras en multitud de fuentes; en 2007 publico
su primera obra “La Hermandad de los elegidos”. Desde entonces ha escrito una
tetralogía de Fantasía, una recopilación de relatos y la serie del profesor
Lippershey, de la cual la primera parte se reseña aquí.
“¡Artús, manifiéstate!
—gritó; todos temblaron, la primera, la condesa de Mons—. ¡Artús, sal de las
tinieblas y danos tu mensaje!
—¡Dios mío, oigo un ruido! —sollozó la
condesa.
Lippershey elevó la ceja: el ruido
provenía de los dientes de Cristina, que chocaban unos contra otros.
—¡Silencio! —ordenó el profesor—. Ha
llegado una presencia…
…Con disimulo, Lippershey sopló sobre una
de las velas. La llama danzó por un instante hasta extinguirse ante las miradas
aterrorizadas de los aristócratas.
Cristina tragó saliva y volvió los ojos
hacia la figura terrorífica del profesor, que sonreía con malévolo placer y
conciencia del dominio de su mente superior sobre los esbozos de inteligencia a
los que se enfrentaba.”
Lippershey trabaja como profesor de
Parapsicología en la Universidad Central de Arberia. Sin embargo, un divorcio y
otro en camino después de que su mujer — hija del embajador estadounidense— le
exija que financie la Internacional Comunista; y por ahí no pasa, ya pasó por
que su hijo tuviera por nombre Karl Marx
y ahora su ex mujer en progreso le ha echado encima a los abogados de su
padre para sacarle hasta la última gota de sangre, aunque al parecer prefiere
el dinero antes que la hemoglobina. Según sus abogados, los biberones y los
pañales son artículos de lujo en Estados Unidos.
Así que el profesor, además de su sueldo, tiene que sacar
dinero ayudando a algunos necesitados, cómo una condesa que quiere contactar
con su marido que reside en el más allá desde hace algún tiempo. El profesor es
un escéptico y un cínico de primera clase, pero por bondad y una pequeña
fortuna accede a los deseos de la nobleza, que sueña con recuperar los derechos
arrebatados después de que el muy benevolente mariscal tomase el poder del
país. En el palacio también reside la joven duquesa Cristina, que le tiene
echado el ojo al profesor, igual que muchas otras, ya que el profesor, además de
cínico caradura y una eminencia, es un seductor nato. La única mujer que se le
resiste es Ilse, su ayudante.
“No podía levantarse. Una mano invisible lo
sujetaba por el tobillo. La mano de alguna criatura violentada en el pasado y
ansiosa de cobrarse un tributo de sangre en la persona de un ser inocente y
puro.
Cristina se lanzó sobre él y lo sujetó.
—¿Pero qué coño te pasa?
—¡La niña muerta! ¡Me quería llevar al
otro lado! —sollozó—. Se salió de la pantalla y me agarró el pie.
—No hay ninguna niña muerta. Te has caído por culpa de ese cable.
A ella le entró la risa, pero Sergio no
podía controlar los escalofríos y los temblores. Quizás la niña había entrado
en su cuerpo y sorbía sus energías vitales. Cualquier cosa podía ser, con tal
que fuera mala. Pero luego de unos segundos lo pensó mejor. Al enredarse en el
cable había tirado un monitor al suelo, que se había hecho trizas. La cólera de
Lippershey sería mucho peor que cualquier niña del otro mundo.”
Un día, primero de curso y después de pelear a sangre y
fuego con los abogados del padre de su ex mujer, descubre que en su clase se ha
matriculado la duquesita Cristina, la cual echa fuego por los ojos cada vez que
una mujer se acerca menos de dos metros de él. La chica, por si fuera poco,
tiene siempre a su lado, incluso en el aula, a sus dos guardaespaldas y además
se ha echado de amigo a un muchacho llamado Adamski, el cual sólo con su
aspecto de hippie ya basta para amargarle los días de clase.
Por suerte un conde, pero admirador del régimen,
necesita su ayuda. Quiere usar como hotel el antiguo castillo de su familia.
Pero hay un problema. Al parecer, su padre — noble primero y comisario político
después— era un asesino de niñas. Por si fuera poco hay quien está viendo los
fantasmas de esas niñas en la remodelación del castillo y eso no puede ser. Así
que necesita la ayuda del profesor para limpiar el castillo, descubrir el
fraude o esconder a las niñas, lo que sea. Lippershey acepta por una módica
cantidad y se embarca en el viaje al castillo con su ayudante Ilse, la
duquesita Cristina (que no lo pierde de vista) junto a sus dos guardaespaldas,
el torpe de Adamski, que antes de empezar ya ha roto una cámara y, un muy
adepto al régimen, comisario político de la zona que se empeña en tener
vigilada a Cristina como posible elemento alborotador de la paz del mariscal.
Así, todos juntitos y en medio de un frío que amenaza con convertirse en una
tormenta de nieve llegan al lúgubre castillo, casi aislado en lo alto de un peñasco.
“Domus Diaboli” Ha sido uno de esos tan agradables
descubrimientos que de tanto en tanto pongo aquí. Una novela con una narrativa
clara, fluida y ligera. Con un humor continuo pero no muy exagerado, una ironía persistente a lo largo de todo el libro y cierta crítica mordiente a algunos tipos de regímenes, todo ello
junto con la historia, hace de éste una delicia de libro que se lee con mucho
gusto y a una más que aceptable velocidad.
La acción transcurre en un país imaginario pero cuyas
circunstancias son una mezcla de otras muy familiares: dictadores que llevan
décadas en el poder, policía política que interroga “amablemente“ a los
posibles elementos subversivos, un régimen que no cuenta casi con ninguna
simpatía mundial excepto la de los que lo usan para detener el comunismo en la región y una ambientación paisajística
más bien tirando a bosques y montañas centroeuropeos
“Y entonces volvieron a aparecer las trazas
de la niña muerta, o la supuesta niña o la niña supuestamente muerta, o todo
ello. Con la luz de linterna las líneas que la conformaban parecían desvaídas,
pero era ella, la misma que había contemplado poco antes a través de la
pantalla. Las cuencas vacías no se olvidaban tan fácil. Ni el tétrico osito que
colgaba de su etérea manecilla. Al fondo, al otro lado de la grieta, el
Baphomet pintado brillaba como si ardiera un pequeño infierno en cada una de
sus pinceladas.
Ya había visto suficiente. Y Cristina, la
descendiente del decapitador de campesinos y del fusilador de bolcheviques,
también. Ambos echaron a correr escaleras arriba, gritando y manoteando,
tropezando en los escalones, y con ellos mismos y algún cuerpo que por allí
andaba.”
El profesor Lippershey es un hombre muy pagado de si mismo.
Altivo, con la sangre siempre a punto de hervirle con la gente de inteligencia
muy inferior o al menos los que él opinan que son así. Ligón empedernido y
desenmascarador de farsantes de los fenómenos sobrenaturales (él no se cuenta
entre ellos, cuando acepta un montar un número es por hacer un favor)
Mientras, la joven duquesa Cristina está convencida de que cuando
muera el dictador, la nobleza (raza superior al resto de los mortales) conseguirá
recuperar sus privilegios. En su caso, uno de ellos sería, el de azotar a
latigazos a cualquier lagarta que se acerque a su querido profesor de
parapsicología.
Sergio Adamski, el otro alumno y amigo de Cristina, creyente
fervoroso en cualquier fenómeno paranormal ya sea verdadero o inventado,
antiguo miembro de una comuna hippie y convencido de que su sensibilidad lo
hace presa fácil para que cualquier manifestación de otro mundo se aproveche de
él ya sea manifestándose a su través o siendo víctima de íncubos, súcubos o
cualquier otro espíritu maligno (y eso lo piensa aun cuando no está colocado de
marihuana)
Una lectura recomendada para todo el mundo, ácida, divertida
y muy entretenida. 212 páginas de varios misterios por resolver.
Tiene muy buena pinta, me lo anoto también. A este paso que voy con todo lo que reseñas estoy haciendo crecer mi lista de pendientes a pasos agigantados! jajaja
ResponderEliminarBesitos
La verdad es que vale la pena. El truco está en que muchos de los libros que reseño ya están leídos de antes o incluso desde mucho antes. :) Un pequeño repaso y se puede hacer la reseña.
EliminarBesos a ti.
Otro más a mi lista ¿sos consciente de como afectas a mi economía? jajaja muy buena reseña!
ResponderEliminarA disfrutarlo y muchas gracias. Menos mal que éste y otros cuantos de los que he reseñado son de los de 99 céntimos :)
EliminarBesos.
Tensión entre libertad y seguridad, o entre interés nacional y libertad de opinión y todo mezclado con ficción. No está nada mál. Seguro vale la pena conocer la imaginación de su autor.
ResponderEliminarUn abrazo Al
Para mí si que ha valido la pena. :)
EliminarOtro abrazo a ti