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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Ríos de Londres | Policías, magia, dioses y fantasmas.

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Reseña y opinión sobre:

 Ben Aaronovitch: "Ríos de Londres"

 

Primer libro de una saga que cuenta con al menos otros dos libros, aún no publicados en España.


No había oído hablar nunca de este autor hasta que leí este libro, aunque en el prólogo del libro te explican que ha sido guionista de varias series televisivas, algunas tan famosas cómo "Doctor Who".
Este libro no me ha parecido un mal comienzo, no señor, tiene todo lo necesario para hacerlo muy entretenido y espero que haya más cómo este ó mejores.




”—Si ha visto algo —le dije—, sería conveniente que viniese a declarar.
—No me resultaría nada fácil —respondió Nicholas—, dado que estoy muerto.
Pensé que no le había oído bien.
—Si teme usted por su seguridad…
—A mí ya no me preocupa nada, caballero —dijo Nicholas—, porque estoy muerto desde hace ciento veinte años.
—Si está usted muerto —le dije, sin poder refrenarme—, ¿cómo es posible que estemos conversando?”

Peter Grant es un agente de policía en su último año de prácticas, antes de que le asigne un puesto en un departamento fijo. Cuando él y su compañera Lesley, acuden a una emergencia por lo que parece ser un asesinato (y una cabeza a 6 metros del resto del cuerpo presenta suficientes indicios como para serlo), a Peter y a Lesley  les toca ser parte del cordón policial, sin embargo Peter ve a alguien bajo el pórtico de una iglesia, éste alguien dice ser un testigo del crimen, y además también afirma ser un fantasma. Es semitransparente y parece ser que sólo puede verlo Peter.

Ante lo que parece ser un terrible futuro en su carrera policial, donde le aseguran que "hará una gran aportación" en el Departamento de Documentación (traducción de: "Te encadenaremos a una mesa el resto de tu vida para rellenar el papeleo de los otros agentes"), Peter insiste en buscar de nuevo a ese fantasma, y en la iglesia conoce a un superior, Nightingale, al día siguiente le asignan a un departamento secreto de la Policía, uno que se encarga de ciertos casos, esos que no se mencionan casi nunca.

Acababa de decirle a un inspector superior del cuerpo de detectives que había ido hasta allí para cazar fantasmas. Si me creía, iba a pensar que estaba como un cencerro, y si no me creía pensaría que había salido en busca de sexo anónimo, con la intención de perpetrar un acto obsceno contrario al orden público”.

A partir de ahí, Peter, descubrirá que las criaturas míticas de los cuentos existen, que ciertos lugares tienen "dioses" que los protegen, que nunca hay que llevar teléfono móvil al hacer magia si no quieres gastarte un dineral en otro y que lo único que separa a las personas normales de todas estas cosas es esa "brigada especial", de la que él y Nightingale son los únicos miembros.

 Todo ello, en unas instalaciones que se encuentran en una mansión llamada "La locura", con una sirvienta de lo más particular, mientras en Londres actúa un asesino que vuelve del revés las caras de sus víctimas y están a punto de sufrir una guerra entre la diosa del  bajo Támesis y el antiguo dios del rio, el cual abandonó la ciudad durante la época del "Gran hedor" y que quizá quiera recuperar esa parte de sus dominios.

"Ríos de Londres", me ha sorprendido agradablemente. Peter no es un superhombre al que el destino ha elegido para una misión, es un muchacho que mete la pata con frecuencia, ya que está aprendiendo sobre cosas que desconocía que existían. Además de magia, Peter deberá aprender latín, que para él es cómo si fuera griego. Y además tiene que cumplir con su labor policial, la "brigada especial"  forma parte de la Policía Metropolitana, y eso no le exime de limpiar la ciudad de elementos indeseables, aunque en su caso en vez de atrapar atracadores, tenga que incendiar con granadas de fósforo blanco una casa donde un vampiro ha acabado con toda una familia.

El libro transcurre casi íntegramente en la ciudad de Londres, con un montón de referencias de calles y lugares, no sólo modernas, sino también de siglos anteriores, demostrando el profundo conocimiento del autor sobre la ciudad actual y pasada.

El libro está escrito con bastante sentido del humor, en primera persona, y con bastante asiduidad los pensamientos de Peter sobre lo que está pasando nos recordará los libros de Terry Pratchett. Pero aunque haya humor en grandes cantidades, la estructura es más o menos la de una novela policial, con crímenes y situaciones bastante serias, típicas del género. 

Hay ciertas cosas que nadie quiere hacer diez minutos después de despertarse, y una de ellas es circular por la Great West Road a ciento sesenta kilómetros por hora. Ni siquiera a las tres de la madrugada, con la luz y la sirena puestas para apartar a los transeúntes y la calle tan vacía como pueda llegar a estarlo una calle londinense. Yo me aferraba a la correa de la puerta y trataba de no acordarme de que el Jaguar, a pesar de sus notables cualidades —el estilo y el acabado de un coche de época— carecía de airbag y de todos los sistemas de seguridad de los coches modernos.”

Aunque Peter, al que le gusta mucho su compañera Lesley, descubra que las hijas de la diosa del Támesis tienen algo especial y no sepa cómo reaccionar al respecto (eso cuando le dejan reaccionar) reconoce que son muy humanas por muy hijas de una diosa que sean, al menos en parte.

Resumiendo, un libro de lo que se ha dado en llamar fantasía urbana que me ha sorprendido agradablemente y con el que he sonreído en muchas de sus 336 páginas.

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